![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjoNXwP56G0uHXJUALBLJJrxn900AZaTrrfmobWbXbLg8urJw7b9S2eNzrxIFBcTDofzdiEkB6mlac9WBG9L0rjoieD3Q9faNSgHmQBzGwqGP21otbAL4kTf4WgT7oYtsnKLYUuqvTpKjBX/s200/julio+lopez.jpg)
Desde el 18 de septiembre de 2006 a las 9.45 -cuando López fue visto por última vez en las cercanías de su casa de Los Hornos- nadie pudo aportar un dato sobre sus pasos. Los secuestradores siempre se movieron con ventaja. La Justicia y los responsables de la seguridad federal y provincial comenzaron la búsqueda 48 horas después de la desaparición. Una demora que contribuyó con la estrategia de los captores.
Hay una sola hipótesis en curso: al albañil lo secuestró un grupo vinculado con la represión ilegal. Los últimos allanamientos al penal de Marcos Paz -donde alojan a 40 ex represores- y el secuestro de armas, discos rígidos de computadoras y documentación variada en domicilios de personas que integraron fuerzas de seguridad confirman la línea investigativa. Pero aún hoy es una presunción del poder político y de la Justicia.
Julio López fue un testigo clave para hallar la culpabilidad del represor Miguel Etchecolatz, condenado a reclusión perpetua. Sin embargo, el proceso judicial demuestra la falta de Justicia que hay en este país que hoy cuenta con un desaparecido más.
Fuente: Clarín- La Nación- Página/12
Cecilia Gliksberg
No hay comentarios:
Publicar un comentario